sábado, 23 de marzo de 2013

El racismo, un mal que socava al fútbol


El pasado 14 de febrero, Olimpia caía en tierras argentinas ante el Newell's Old Boys en partido por la primera fecha del Grupo 7. Al término del encuentro, el defensor franjeado Salustiano Candia fue el foco de atención.
El jugador paraguayo, visiblemente molesto, increpaba al delantero de “La Lepra” Maximiliano Urruti. Según relató después, en conversación con los medios de prensa, el jugador argentino lo había tratado de“negro de mierda”, lo que desató su enojo.
Ante esta situación, el franjeado presentó una denuncia contra el argentino por racismo ante la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), pero la acción fue rechazada debido a la “falta de pruebas”, sin que siquiera se hubiera llamado a los jugadores implicados a declarar según relataba a ABC Color el representante del jugador, Miguel González Zelada.
Hasta el momento, Urruti no ha presentado disculpas al jugador franjeado; algo que sí hizo el presidente de Newell's Old Boys.
El de Candia es tan solo uno más de los varios casos de supuesto racismo y xenofobia que han empañado a juegos en tierras sudamericanas.
Hace tan solo algunos meses, el ahora expresidente del Olimpia, Marcelo Recanate, fue denunciado ante la FIFA por el jugador Maximiliano Biancucchi por racismo debido a algunos insultos que publicamente había proferido el dirigente decano.
Al otro lado del río Paraná, en tierras argentinas se han dado varios casos de cánticos xenofóbicos que se escucharon desde las gradas de los estadios. A principios de este año, un supercláscico entre Boca Juniors y River Plate tuvo que ser detenido en varias ocasiones debido a cantos de la hinchada millonaria contra las comunidades paraguaya y boliviana.
Antes, la hinchada de Independiente había protagonizado un hecho similar en el que llegaron a utilizar banderas de Bolivia y Paraguay para “insultar” a un rival de turno.
Pero esta clase de hechos no se dan solo en el continente americano. En febrero, un hincha inglés fue sancionado con cinco años de suspensión sin poder ingresar a partido alguno por haber proferido insultos racistas contra El Hadji Diouf, atacante senegalés del Leeds (de la segunda división).
En uno de los casos más resonados de los últimos días, el jugador griego del AEK Atenas Giorgios Katidis fue suspendido de por vida de jugar en la selección nacional por haber celebrado un gol haciendo el saludo nazi.
En enero, la Asociación Israelí de Fútbol multó al equipo Beitar Jerusalem por el racismo de una parte de su afición.
En noviembre del año pasado, la FIFA sancionó con una multa y a jugar sin público a las federaciones de Hungría y Bulgaria por la conducta antisemita y racista de sus aficionados.
También en el 2012, el uruguayo Luis Suárez, del Liverpool; y el inglésJohn Terry, del Chelsea, fueron sancionados por la Federación Inglesa (FA) con multas suspensiones luego de haber sido acusados de haber proferido insultos racistas.
Y la lista podría seguir.
La FIFA ha condenado duramente los casos de racismo que han empañado el fútbol.
El artículo 3 de los estatutos de la matriz del fútbol mundial establece que: “Está prohibida la discriminación de cualquier país, individuo o grupo de personas por su origen étnico, sexo, lenguaje, religión, política o por cualquier otra razón, y es punible con suspensión o exclusión”.
Según se puede leer en la página web del ente, los códigos que establecen sanciones para los casos de discriminación se encuentran en vigencia para todos los partidos.
Joseph Blatter, presidente de la FIFA, ha manifestado en varias ocasiones que la intención del ente es endurecer las sanciones contra los actos de racismo o cualquier otro tipo de discriminación dentro de un estadio de fútbol, llegando incluso al descenso de división de un equipo.
Jeffrey Webb, vicepresidente de la FIFA y principal responsable del grupo de trabajo contra el racismo del ente, manifestó que pese al trabajo que se viene realizando el racismo sigue todavía vigente dentro los campos de juego.
“A todas luces, las multas no han servido para disuadir, y no funcionan. Hay que implicar a los clubes, las asociaciones miembro, algunas ONG y grupos de acción, y si luego siguen produciéndose infracciones debe haber castigos. Yo no puedo decir lo que haría si fuese un jugador que ha sufrido insultos dentro de la cancha. ¿Pero qué ocurriría si un futbolista los recibiese en la final del Mundial? Tenemos que encontrar soluciones”, relató en una entrevista con FIFA.com.
En el día Internacional contra el racismo y la xenofobia, la lucha contra estos males que socavan a la sociedad y el fútbol todavía sigue, aunque el camino parece ser todavía muy largo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario