martes, 2 de octubre de 2012

Narcos y fútbol, una conexión de 40 años


El narcotráfico comenzó a moverse en el fútbol colombiano en los años 70, pero fue en las siguientes dos décadas en las cuales empezó a ser protagonista, y no precisamente para bien.
El primer dirigente del fútbol que fue vinculado directamente en una investigación fue Hernán Botero Moreno, presidente del Nacional entre 1970 y 1984, año en el que el Gobierno decidió su extradición a Estados Unidos, donde fue condenado por lavado de activos. 

Botero fue famoso por un incidente en un clásico paisa, en 1981, en el que le mostró desde la malla un manojo de billetes, en dólares, al árbitro central, Orlando Sánchez.

Ya en la década de los 80 se estrecharon los vínculos de los grandes capos del narcotráfico con el fútbol. Gonzalo Rodríguez Gacha tuvo un paquete de acciones de Millonarios y los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela fueron los amos y señores del América de Cali durante más de 15 años. Y se dice que Pablo Escobar apoyó, indistintamente, a los dos equipos de Medellín, aunque nunca fue dirigente. 

Pero no fueron los únicos: Octavio Piedrahíta fue propietario del Deportivo Pereira y de Atlético Nacional; fue asesinado el 8 de junio de 1988. Phanor Arizabaleta Arzayús tuvo vínculos con Independiente Santa Fe; fue extraditado el año pasado.

En 1988 comenzó una época dura. En noviembre de ese año, el árbitro Armando Pérez fue secuestrado, supuestamente por representantes de seis clubes profesionales, y liberado pocas horas después con un comunicado en que se decía que América y Santa Fe no podían ser campeones y que al árbitro que pitara mal lo iban a matar. Al año siguiente, fue asesinado el árbitro Álvaro Ortega.

Al año siguiente, el fútbol colombiano recibió una fuerte sanción de la Confederación Suramericana de Fútbol. El árbitro uruguayo Juan Daniel Cardellino denunció amenazas de "gente de Nacional" en el partido con Vasco da Gama, que dirigió, válido para los cuartos de final de la Copa Libertadores.

La Confederación anuló el juego y obligó a Nacional a actuar como local en el estadio Santa Laura, de Santiago de Chile. La semifinal con Olimpia la jugó en el estadio Nacional, de la misma ciudad. Al año siguiente, Nacional y América tuvieron que ser locales en San Cristóbal y Miami en la Libertadores porque los estadios colombianos estaban sancionados.

Campeonato de 1989 fue suspendido
Luego de que oficiara de juez de línea en el partido entre Medellín y América en el estadio Atanasio Girardot el 15 de noviembre de 1989, el árbitro cartagenero Álvaro Ortega fue asesinado a pocos metros del hotel Nutibara, en el centro de la capital antioqueña.

El central de ese juego, Jesús Chucho Díaz, salió ileso del atentado. Ocho días después del trágico hecho, el Ministerio de Educación decidió, por primera y única vez en la historia del campeonato, cancelar el torneo de ese año, para el que ya estaban clasificados al cuadrangular final Millonarios y Junior.

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